Durante los primeros años de desarrollo de las computadoras, el hardware sufrió continuos cambios, mientras que el software se contemplaba simplemente como un agregado. La programación de computadoras era un arte para el que existían pocos métodos sistemáticos y el desarrollo del software se realizaba virtualmente sin ninguna planificación. Durante este período, en la mayoría de los sistemas se utilizaba una orientación por lotes. Sin embargo, la mayor parte del hardware se dedicaba a la ejecución de un único programa que, a su vez, se dedicaba a una aplicación específica. Lo normal era que el hardware fuera de propósito general y, por otra parte, el software se diseñaba a medida para cada aplicación y tenía una distribución relativamente pequeña. La mayoría del software se desarrollaba y era utilizado por la misma persona u organización: la misma persona lo escribía, lo ejecutaba y, si fallaba, lo depuraba; debido a que la movilidad en el trabajo era baja, los ejecutivos estaban seguros de que esa persona estaría allí cuando se encontrara algún error. En este entorno personalizado del software, el diseño era un proceso implícito, realizado en la mente de alguien, y la documentación normalmente no existía.